Pensamientos de madrugada

- Eso no es amor para mí!!!  Exclamó con los ojos brillantes y con tono irritado después de escuchar a su compañero y amigo enumerarle cada una de las cosas que había hecho por ella.

- Entonces que es guapa....  Le había expuesto uno de los mejores discursos  sobre el amor, ninguna mujer que había escuchado antes ese discurso se le había resistido.

Ella hizo un silencio,  suspiró y dijo en voz pausada y casi en susurros. Aunque pudo escucharla perfectamente.

- Pues  para mí el amor no es aquello que queremos sentir,

  sino lo que sentimos sin querer.

Esa frase se le repetía inconscientemente una y otra ves, le daba vueltas en su cabeza sin causarle malestar ni miedo, había aprendido desde hacía muchos años ya a amar sin tener que ser correspondida, había sido una chica sin demasiada suerte en el amor pero tampoco le preocupaba porque siempre había sido correspondida, era una chica afortunada por ello, - podía ser una contradicción pero su vida estaba llena de ellas- cuando ese sentir  llegaba  no se resistía porque sabía que hacerlo era luchar contra una gran fuerza implacable, gastaba toda energía y se llenaba de sufrimiento para finalmente declararse enamorada.

La primera noche de calor del verano...  la ventana abierta, pijama de tirantes, auriculares en la oreja, la luz de la luna entraba  en el dormitorio bañando su rostro de su influjo majestuoso...

Escuchaba como cada noche de insomnio, las preocupaciones de las personas de un país insomne que cuenta su problemática en la radio hablando por hablar,  sin embargo,  ella recordaba lo que sintió la primera vez que se enamoró, su miedo, su cortedad cuando se veía frente a él, su bloqueo general  de todos los sentidos...

Recordó el día que sus mentes coincidieron, el día que aprendió que el que lucha contra ese sentimiento es el que pierde,  el día que su primer amor le dijo " No tengas miedo ni vergüenza en amar a alguien aunque no seas correspondida" 

Había tenido tanta suerte de que sus caminos se hubieran cruzado, porque él la libero de todas sus ataduras morales,  pensaba en él y le gustaría poderle ver y hablarle; darle las gracias por todo lo que hizo sin saber, por todo lo que le aportó, por todas aquellas noches de insomnio compartidos, por haberle dejado amar y haberse sentido amada...

Se fijó entonces en las estrellas fluorescentes de la pared...   Recordó entonces la segundo y última vez que sintió el amor, la segunda vez que se declaró enamorada, recordó que fue como un choque de trenes en máxima velocidad, estás sentada plácidamente en tu asiento,   y de pronto te ves en plena colisión, así fue, él había estado ahí desde siempre, aparecía y desaparecía de su vida por diferentes motivos y de pronto PLAS!!!  como podía haber sucedido? Tenía que estás equivocada, confundida, sería que estaba viviendo una etapa de vacío emocional y se presentó el.... cualquier escusa era lo suficientemente importante para quitárselo de la cabeza, no podía permitir que una amistad de "mil años" se enturbiara de una manera tonta, solo con que él ( su amigo de toda la vida) se sintiera violento ante la evidencia y se alejara de ella por no poder corresponderla  hacía que ella se esforzara aún mas en disimular ese sentir nuevo y radiante.
Ella siempre creyó en el destino, nunca forzó nada, ni quiso mas que la amistad que siempre tuvieron, eso sí, en su foro interno no luchó contra tan preciado sentimiento que tan pocas veces se siente en la vida, porque puede que no ocurra nunca, que ocurra solo una vez y a ella la vida le daba otra oportunidad para sentirse enamorada...   recordó lo confundida que estuvo y lo que se pensó dar el paso de tener una relación con él pese a la bonita declaración que le regaló.
Recordó lo feliz que estaba a su lado, las risas y lo fácil que fue empezar  y lo fácil que fue terminar...


La luz de la luna había cambiado y ya la habitación estaba  ligeramente mas en penumbra,  daban las noticias de las 3 de la madrugada.... Pi Pi Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

... Y entonces recordó que a ambos le cubría un halo color naranja, suave, sutil, casi imperceptibles pero ahí estaba, ella lo percibió siempre, ese naranja, ese mismo naranja que se negaba a ver y reconocer en esos días, aunque en su foro interno sabía que reconocerlo era cuestión de tiempo.

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Queda prohibido levantarse sin ilusiones

Vestirse sin esperanzas

Salir a la calle sin fe

y 

Andar sin Amor


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