Aquel lugar era un puñado de casas rodeadas de cientos de árboles frutales. En mi estancia solo pude ver una mujer, un coche aparcado a unos metros de la casa, que iba y venia conducido por un vecino invisible que nunca vi y un gato.
A la lumbre de la chimenea observaba el único cuadro de la casa, se intuía que no era un cuadro cualquiera, lo que hoy era cuadro un día habia sido parte de la colcha de una cama. Posiblemente una cama en la que se había soñado, se había hecho el amor mil veces y había germinado el inicio de una vida maravillosa.
Y allí estaba yo, la nueva inquilina por días y por horas bajo el influjo del fuego primitivo y la belleza de los cuadros inventados. Tumbada en la cama tan solo con la luz del fuego en aquella estancia de sueños y fantasías de bosque observé su silueta entre luces y sombras... Mi pecado y mis ganas eran él, mi deseo y mi locura eran él. Mi amor, mi único amor era él.
Hola Nieves! Una estancia pasajera en un lugar extraño y... quizás el sueño se haga realidad, un abrazo!
ResponderEliminarPues hala.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola Nieves!
ResponderEliminarCuantas historias hay en los pequeños detalles.
Besos.
Que bello, gracias
ResponderEliminarBesos
Qué lindo!!
ResponderEliminarBesos =)))
Quien escribe va inventando vidas a todo lo que ve. Enhorabuena Nievesita. Te echo de menos.
ResponderEliminarAsí es querida Reyes .
EliminarYo también te echo de menos y te tengo presente continuamente.
Mil besos amiga
¡Qué buen texto! Me ha encantado tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece (es Relatos y Más, es que aparecen dos en el perfil).
ResponderEliminarUn abrazo.