La vieja casona de Claus

Todos los que por allí pasaban le preguntaban porqué se empeñaba en vivir en ese bosque, en esa vieja y maltrecha casona...

Ella no contestaba, simplemente mantenía su mirada perdida y ausente como si aquella cuestión no se hubiese planteado.

No vivo sola.... Solía murmurar, tengo a priscilla.

Priscilla, la gata blanca recogida del vertedero y tan fiel como silenciosa,  tan bonita como limpia...era muy especial, siempre   supo que era una gata tan especial como ella misma, compartían el color de ojos  y   su menú predilecto " el pescado"...

La mujer, que atendía por el nombre de Valentina esa mañana se levanto temprano, despertó incluso antes de que el sol saliera en el horizonte y vio a su gata priscilla asomada en la ventana, entre los visillos se limpiaba los bigotillos y lamia sus pezuñas, la llamó sabiendo que no iba a  ser atendida... Hizo un ronroneo y pasó suavemente una de sus patas por el cristal de la ventana.

Valentina se dirigió a la cocina y se preparó un café, se sentó en la mecedora del salón... fuera la oscuridad era total, la gata la miró y  maulló nuevamente.

- No te angusties priscilla, estoy contigo y lo esperaremos juntas.

Alguien se dirigía allí, a lo mas profundo del bosque, alguien que volvía a estar perdido y se acercaba atraído por la luz de la casona, no era cabezonería ni testarudez el vivir allí, Valentina y priscilla estaban  para indicarles el camino a casa.

...   .... ...

Cuando Valentina era pequeña solía jugar en el bosque y muchos eran los que encontraba perdidos  entre tanto árbol y tanta oscuridad,  ella siempre sabia el camino por donde indicarles, el camino a la eternidad...  así que cuando fue ella la que tuvo que dirigirse a su nuevo hogar eligió quedarse en  la vieja casona de Claus  para siempre, siempre, siempre y  vivir con su fiel gatita, (esa que marchó al bosque cuando su dueña "Valentina la bruja"  dejó el mundo de los vivos)